miércoles, 9 de diciembre de 2009

¿Tienes padrino o tienes suerte?

Circula por las mentes de muchos pobres artistas un pareado de notable causticidad que dice así:

Salta a la vista,
sin padrino no hay artista.

Son muchos los grandes escritores (me voy a centrar en la literatura) que han alcanzado con justicia la fama, entendida esta como reconocimiento de una calidad única, y hoy son patrimonio de la humanidad, pero también hay que reconocer (y no todos lo reconoceran) que muchos, muchisimos, han alcanzado la fama y creen ser patrimonio de la humanidad, del mundo..., y claro, así está el mundo, que da pena verlo.

Hemos llegado a un punto en que la fama no se consigue con la calidad sino con la casualidad. ¿Y cómo con la casualidad? Pues muy sencillo. La casualidad de que un crítico necesite pagar un favor, y ¡zas! ponga por las nubes a vaya usted a saber a quien. La casualidad de que un medio de comunicación tenga que rellenar una página cultural y no tenga con quien y, claro, hay que buscar a alguien, el que sea, ¡ya!. La casualidad de lanzar a un escritor "original" para distinguirnos de los demás. Dios, si es que anda por ahí, nos libre de que que alguien nos llame "original". En fin, infinidad de casualidades que, en el fondo, no son sino el espejo de la vida misma.

Repasen ustedes, queridos amigos, las páginas culturales o artisticas de cualquier periodico (el que sea) y veran que nunca falta el artista novedoso, original, que hace cosas distintas, que rompe moldes (y no los arregla), sobre todo porque es joven, ser artista joven es fundamental para que a uno le hagan caso en la prensa, y siempre con la coletilla de "se va a comer el mundo". Así esta el mundo de tantos "bocaos".

Cada vez estoy más convencido de que los grandes escritores han llegado a ser conocidos por pura casualidad, porque alguien honrado y con cabeza vio en ellos algo que no había visto nadie hasta ese momento. Qué alegría que ese alguien se cruzara en su camino, que tristeza que no se cruce en el camino de tantos que se lo han merecido y que se lo merecen.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Poesía de Juan Manuel Calvo

Traigo a estas páginas un poema de mi apreciado Juan Manuel Calvo, poeta con el que coincidí en una conferencia sobre poesía que dimos en Madrid. Este poema cierra su libro LA PALABRA Y EL AGUA, editado por Endymion en 2008, en edición trilingüe (español, francés e inglés), algo tan loable, por lo que representa de proyección internacional de la obra, como poco habitual. Disfrutar de estos maravillosos versos.


ESTRAMBOTE

Arriba queda el fuego, lo que no es agua,
la energía que gira en remolinos
mientras decanta el ser.
De la humedad del agua y de su propio nombre
nacen maravillosas criaturas.
El agua grande y quieta es el reflejo oscuro
de la energía y la luz.

Cuando se abre la concha y nace el mundo,
la serpiente se ondula y se desplaza
y sus plumas de cielo piden agua.
Nace el número cero como centro.
Nace el poder que asume de la altura
su soledad de luz, y enturbia el agua.
Y la serpiente se convierte en piedra
y el rito se hace miedo y a voz grito.

Las hormigas del silencio van afilando la noche.
Costureras de senderos, tienden redes intrincadas
para atrapar los destinos que han crecido demasiado.
la noche se ha ido cerniendo por un colador de estrellas.
Ahora es solo noche y hiela.

Contador de Visitas

contador de visitas