martes, 26 de abril de 2011

Va por Gonzalo Rojas

La muerte del gran poeta chileno, Gonzalo Rojas, a los 93 años de edad, es una mala noticia, como suelen serlo todas las noticias que hablan de la muerte. En este caso hay que celebrar que la vida se le ha acabado a Gonzalo Rojas cuando ya la había vivido con exquisita desmesura y con dulce pulcritud. Haber vivido mucho y haber escrito bien se conjugan de manera excelente para dar un adios agradecido a tan maravilloso poeta.

Como homenaje solo puedo dejar aquí un poema suyo que lo dice todo:

CONTRA LA MUERTE

Me arranco las visiones y me arranco los ojos cada día que pasa.
No quiero ver ¡no puedo! ver morir a los hombres cada día.
Prefiero ser de piedra, estar oscuro,
a soportar el asco de ablandarme por dentro y sonreír
a diestra y siniestra con tal de prosperar en mi negocio.

No tengo otro negocio que estar aquí diciendo la verdad
en mitad de la calle y hacia todos los vientos:
la verdad de estar vivo, únicamente vivo,
con los pies en la tierra y el esqueleto libre en este mundo.

¿Qué sacamos con eso de saltar hasta el sol con nuestras máquinas
a la velocidad del pensamiento, demonios: qué sacamos
con volar más allá del infinito
si seguimos muriendo sin esperanza alguna de vivir
fuera del tiempo oscuro?

Dios no me sirve. Nadie me sirve para nada.
Pero respiro, y como, y hasta duermo
pensando que me faltan unos diez o veinte años para irme
de bruces, como todos, a dormir en dos metros de cemento allá abajo.

No lloro, no me lloro. Todo ha de ser así como ha de ser,
pero no puedo ver cajones y cajones
pasar, pasar, pasar, pasar cada minuto
llenos de algo, rellenos de algo, no puedo ver
todavía caliente la sangre en los cajones.

Toco esta rosa, beso sus pétalos, adoro
la vida, no me canso de amar a las mujeres: me alimento
de abrir el mundo en ellas. Pero todo es inútil,
porque yo mismo soy una cabeza inútil
lista para cortar, pero no entender qué es eso
de esperar otro mundo de este mundo.

Me hablan del Dios o me hablan de la Historia. Me río
de ir a buscar tan lejos la explicación del hambre
que me devora, el hambre de vivir como el sol
en la gracia del aire, eternamente.

martes, 5 de abril de 2011

MIEDO A PENSAR, un libro que invita a la reflexión y al cambio

Ayer, 4 de abril de 2011, asistí a la presentación del libro "MIEDO A PENSAR. EL ETERNO PRESENTE. Hacia un cambio educativo" (Editorial Popular), escrito por el profesor Fernando Mazo, una de las personas más lucidas, sensatas y comprometidas que he conocido. Fernando Mazo es, efectivamente, profesor de Filosofia e Historia en el colegio Lourdes (Hogar del Empleado) y mi atrevimiento en calificarle como lo he hecho se debe a que he tenido el placer de conocerlo, si bien no tan a fondo como me hubiera gustado, si a través de la practica docente en la persona de mis dos hijos, en los que dejó una huella imborrable y al que no dudan en calificar como el mejor profesor que han tenido.

La presentación del libro estuvo repleta de intervenciones brillantes, primero de la directora del colegio Lourdes, María Jesús Eresta, después del profesor de filosofía, Jesús Jóven y, finalmente, del propio autor, que nos ofrecio una muy interesante reflexión sobre la educación en la sociedad actual y las consecuencias que se derivan de ella. Como ejemplo de esa reflexión y de la temática del libro baste este parrafo sacado del epilogo del libro (epilogo que el autor leyó para terminar la presentación) y que da una idea bastante exacta de lo que nos encontraremos en sus páginas:

"Necesitamos "algo" que nos saque del sopor, que nos devuelva a nuestra autentica condición, que nos haga sentir..."Algo" que nos despierte del letargo, que nos haga mirar a nuestro alrededor y nos obligue a preguntarnos si n os gusta lo que vemos. "Algo" que nos devuelva la curiosisdad, la intervención, la crítica, la relación con los demás. "Algo" que nos restituya el pensamiento, la autonomía, la creatividad. "Algo" que vaya más allá de nuestro espacio y nuestro presente, que nos saque de la felicidad material. "Algo" que nos enseñe a convicir con el miedo y la incertidumbre sin tener que esconderse.

La escuela debería ser ese "algo"...".

Llevo leidas una pocas páginas pero todo me hace pensar que estoy ante una gran reflexión sobre la sociedad actual. Creo que es un libro que hay que leer, que es necesario leer. Vivimos en un mundo difícil, raro e injusto y nuestro deber es cambiar esa tendencia, este libro puede darnos algunas pautas porque la educación nos incumbe a todos.

Contador de Visitas

contador de visitas