Siempre he estado tentado de dedicar un poema a la ciudad donde he nacido y donde he residido toda mi vida. Pero las dudas me han invadido a la hora de ponerme a la tarea, Pero ¿qué dudas? Pues la de tener conciencia clara de que yo deseaba dedicarle un poema a esta ciudad, la de pensar si no sería un snobismo literario como resultado de querer imitar a aquellos escritores que han poemizado a sus ciudades, en definitiva, si había en mi un sentimiento claro de escribir sobre Madrid. Tengo que decir que, sin resolver esas dudas, no he podido resistir la tentación de probar a plasmar Madrid en un poema, y este es el resultado:
MADRID
Salir a la calle
es una maldita vanidad.
Calles colapsadas
de sonidos ácidos
y de imágenes recurrentes,
de mucha gente andando
y unos pocos en reposo,
de turistas incrédulos
y visitantes gozosos,
de compras ingenuas
y de iglesias pacientes,
de zapatos gastados
y de bancos repletos,
de botellones risueños
y de suciedad barata,
de balcones que llueven
sobre aceras quebradas,
de monumentos sacrílegos
y de culto al tiempo,
de coches parados
y voces destempladas,
de agujeros insolentes
y museos ilustrados,
de entrar y salir
sin nada que decir,
de llorar y sufrir
tanto como cantar y reír,
de amar y luchar
por sobrevivir,
de ver para creer
que esto sea Madrid.
No hay comentarios:
Publicar un comentario