lunes, 2 de mayo de 2011

Poemas de Alberto Infante

Recientemente, el 11 de abril para ser exactos, tuve el placer de conocer a un gran poeta, Alberto Infante, fue con motivo de unas jornadas de poesía que bajo el titulo de LA POESIA QUE NOS LLEVA, organizó en la libreria Fuentetaja y a las que me invitó a leer mi poesía. Charlamos un rato y tuvo el detalle de dedicarme uno de sus libros, DIARIO DE RUTA. Este libro me ha descubierto un gran poeta, un poeta que traza sus poemas con la caligrafía de un seductor, que expone metaforas de vida que te atraviesan como agujas de puro sentimiento, en fin, un poeta que te hace complice de su sentir con las palabras perfectas.

He escogido tres poemas de este libro como ejemplo modesto de su magnífica obra. Atención al último que me parece una pequeña obra maestra con el Metro como protagonista:

¿ME RECORDARÁS?

Como el río que brota y me parte a cuchillo,
como el aroma ácido de la miga cálida,
como aquella tarde frente al Malecón
dudo.
¿Sabes qué?
si tus pezones mordidos,
si tu corazón de baya
si tu lugar exacto
si ese animal que soy yo,

bajo una sola piel hecha de huesos
hará lo que hay que hacer
y lo hará bien
y me recordarás

lo hecho
y lo no hecho

¿Me recordarás?


ME PREGUNTO

Si este cielo, si estas rocas,
si este paraíso y este suburbio,
si esta miseria mía
tiene majestad y arde

de la cuna a la tumba.
Me pregunto -¿Cómo no preguntarlo?-
si un buen día

sobreviviré a la felicidad y a sus zapatos,
despiadados, eso es bien sabido,
para quienes habitan la corteza terrestre,

aunque es posible que yo tenga, dicen,
un andar de felino y que mi voz
convoque mundos que ni siquiera conozco,

me pregunto qué diablos,
pero qué diablos
tiene eso que ver con el hecho
de saberme parte y no todo,

de buscar en mí y hallar torturas,
de aceptar que pasaremos y pasaré.

Es decir, que sobrevivirán los sueños.


DEUDA

¡Cuantas cosas leen los viajeros del metro!
Leen sudor, carne, lluvia en el paraguas,
pecados a todo color,
tatuajes inmundos,
inversiones en bolsa, presentidos suicidios...
Todo eso y mucho más.
Pero amor, ¿leen amor?

No sé. Mientras me digo que esta noche
le debo mucho a muchos, el tren se aleja
por el tunel. Pajaro invisible,
monstruo, entre sus metales huye
mi esperanzado regreso.

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