lunes, 1 de marzo de 2010

SATIRIGONZAS I. La sabiduría del Barón de Valtierra

Para aquellos que piensan que mi poesía es triste, y tienen razón, he creado unas pequeñas piezas satíricas "en prosa" donde doy mi visión, siempre pesimista, del mundo; aunque esta vez, creo, con mucho sentido del humor. Por lo menos he querido reirme de muchas cosas, sobretodo de aquellas que no tienen remedio y que no se arreglarán de ninguna de las maneras, entre otras cosas porque nadie quiere ponerse en serio a arreglarlas, aunque siempre nos quede la esperanza de que en el futuro se arreglarán. Ya lo decía, con gran causticidad, el genial escritor norteamericano Ambrose Bierce: " El futuro es ese periodo de tiempo en el que nuestros negocios prosperarán, nuestros amigos serán verdaderos y nuestra felicidad estará asegurada".

Vayan, para todos ustedes, la primera entrega de lo que yo llamo SATIRIGONZAS, que he subtitulado "La sabiduría del Barón de Valtierra", políticamente incorrectas y absolutamente desvergonzadas.

El barón Valtierra y La Creación del Mundo (por Dios, naturalmente)

En un interesante debate entre amigos sobre la creación del mundo, el barón Amadeo de Valtierra, muy animado por la amena conversación y por alguna que otra copita de Jerez dejó caer su opinión sobre el tema:

Dios antes de crear el mundo -dijo el barón- se creó a sí mismo, es algo parecido a lo que ahora dicen algunos hombres importantes: “Yo me he hecho a mi mismo”, pues así. Y luego se planteó crear el universo, el mundo. En una palabra: Todo. Pero Dios tuvo muchas dudas antes de afrontar este reto, pues sabía que la empresa era de tal envergadura que no podía hacer las cosas a la ligera.

Dios, antes que omnipotente, que lo era, ¿quién se lo iba a discutir?, demostró ser un gran estratega, pues durante mucho tiempo estuvo planificando lo que sería “La Creación”. No fue una cosa repentina, aquí te pillo, aquí te mato, sino que sudo tinta, valga la expresión, ya que Dios no sudaba y la tinta aún no se había creado.

De momento solo estaba Dios, Dios Padre, (aún no se había planteado tener un hijo, decisión lógica ya que implicaba una gran responsabilidad, esto lo sabe hasta Dios. Y la paloma, ¿qué decir?, lo de la paloma siempre ha sido un enigma hasta para Dios).

Dios era de aspecto humano, ya sabemos que nos creó a su imagen y semejanza, pero con mucha barba y sin ropa (los utensilios de afeitado y el vestido, como la tinta, fueron inventos del hombre, son algunas de las cosas que Dios dejó a nuestro libre alvedrío).

Cuando decidió crear el mundo, Dios estaba en su sitio, es decir, en el sitio donde tiene que estar un creador, lo de menos es saber como era ese sitio pero es de suponer que también lo creó él. Y desde su sitio dio la orden (por llamarlo de alguna manera, pues no tenía a nadie que la recibiera) de que se creara el universo.

La Biblia dice que Dios creó el mundo en seis jornadas y a la séptima descansó. Sin embargo, no dice nada de las jornadas octava, novena, décima, etc., por lo que se supone que después de las seis jornadas no sólo descanso la séptima sino que se tomó unas buenas vacaciones, merecidas, por supuesto, pero interminables y por eso se ha dicho siempre desde entonces: “Este mundo está dejado de la mano de Dios”. Lo peor de todo es que, según dicen, la única forma de localizarle es entrando en una iglesia, allí presumen de tener contacto directo con Él.

No hay comentarios:

Contador de Visitas

contador de visitas