martes, 9 de marzo de 2010

No es obligatorio declamar poesía

Desde hace tiempo vengo sosteniendo que actualmente casi no se lee poesía, y resalto lo de casi porque aún quedan valientes. La gente lee bastante, no es difícil ver en el metro, en el autobús, etc., a personas leyendo un libro con gran atención y eso que, en mi opinión, esos medios de transporte no se prestan a la lectura atenta que necesita un libro, pero son novelas, de eso que llamamos "best sellers", que con no perder el hilo de la trama es suficiente.

Hasta el momento no he encontrado a nadie con un libro de poesía en la mano. Es más, si hiciéramos una encuesta en la calle preguntando por el nombre de algún poeta español vivo estoy seguro de que el 80% no sabría decir ninguno. La poca venta, a nivel editorial, de los libros de poesía ha provocado debates varios en la prensa, algunos debatientes han llegado a la conclusión de que la única forma que tiene un poeta actual de promover su poesía, de ser leído, es utilizando internet a través de webs, blogs, facebook,...etc., mientras otros postulan la organización de actos de lectura de poesía. Bien, sobre el primer caso, este blog que estás leyendo es un ejemplo vivo, aunque no sé si útil, de fomentar lo que escribo, pero desde luego que por intentarlo que no quede.

Sobre la segunda propuesta tengo las mismas dudas pero agravadas por la sensación de que convocar a un número X de personas para que escuchen a alguien, que se dice poeta, leer su poesía me parece, ante todo, un acto siniestro. ¿Un poeta diciendo estas palabras tan inmisericordes? Que nadie se asuste pero si, señores, si yo tengo que invitar a un grupo de personas a una lectura de mis poemas acompañaría la invitación de una contundente recomendación: "Esto va a ser un coñazo, mejor no vengas". ¿Por qué? Muy sencillo, en mi opinión, la poesía es para leerla a solas, con la mente limpia, con los problemas presentes pero momentáneamente aparcados, con el sosiego de una habitación tranquila, con cierta penumbra, sin agobios de tiempo, con el cuerpo relajado y con la mente en tensión, con muchas ganas de pensar, y con la sana intención de entender las palabras.

Leer en público poesía es cruel, a menos que seas un profesional de la declamación, de la performance, como mi querido amigo Antonino Nieto, gran poeta y mejor recitador. Es muy común en una lectura de poesía las equivocaciones, las malas entonaciones, la inexpresión, etc. Pero sobretodo es muy común la mala interpretación del poema por parte del oyente, y es que un poema no es un plato de consumo rápido, requiere una lectura pausada, concentrada y, la mayoría de las veces, repetida. No es sabio dar a un poema por bueno o malo después de una sola lectura, es como el chiste del señor de 90 años que va al médico y le dice: doctor, hago el amor 5 veces al día, ¿eso es bueno o malo? y el doctor le contesta: Ni bueno, ni malo, es imposible. Pues lo mismo pasa con la poesía, leerla una sola vez no sirve de nada, si acaso sirve para decir: ya he leído el poema. Perfecto ¿y qué?.

Alguna vez he tenido que leer mis poemas en público y, sin ser una persona que se arredre por hablar ante un auditorio, he sentido la pesada carga que supone saber que lo que vas a hacer no puede salir bien aunque lo intentes, que te aplaudirán porque la gente es educada, amable y la mayoría de las veces son amigos que te quieren, pero nunca porque el poema les haya llegado tan hondo como yo he pretendido cuando lo escribí. Si acaso, querido lector, dudas de mis afirmaciones haz la prueba y lee algún poema en las condiciones que antes he aconsejado y luego intenta averiguar, sentir, apreciar..., lo que ha querido decir el autor, verás la cantidad de matices que encuentras y que no hubieras podido apreciar de haberlo simplemente escuchado.

1 comentario:

Unknown dijo...

No es este un tema para los poetas. Dejad que la gente se acerque por iniciativa propia, ya que como dices, entender la poesía no es una cosa trivial.

Contador de Visitas

contador de visitas